La inestabilidad política, social, económica y moral han diagnosticado una enfermedad crónica en el hombre quien se esfuerza por encontrar la cura o tener alguna mejoría qué no logra conseguir. En este último siglo se han producido una larga lista de virus que inevitablemente han causado un sin fin de enfermedades mortales tales como el Sida, el Ébola, el Ántrax, el Marburgo son sólo algunas de las enfermedades que mencionamos y que en circunstancias y tiempos determinados se han convertido en epidemias transformadas en pandemias
La virología en sus estudios ha logrado aislar algunos virus para sus respectivos análisis y en algunos casos para desarrollar algún antídoto que logre combatir la enfermedad. La investigación de estas cepas ha permitido en algunos casos cultivar algunas células en laboratorio y así encontrar y desarrollar alguna vacuna
Si nos remitimos al tiempo de las investigaciones médicas necesariamente tendríamos que hacer mención del punto de inflexión que provocó Louis Pasteur considerado como uno de los padres de la microbiología, (no solo fue un hombre de ciencia, sino por sobre todo fue un hombre de fe) sentando así las bases para las investigaciones de las enfermedades infecciosas, dando inicio de esta manera a la edad de oro de las investigaciones en la microbiología. Cómo no olvidar el descubrimiento de la penicilina, atribuido a Alexander Fleming
Los antibióticos, corticoides o medicamentos en general que se prescriben no curan la enfermedad porque el efecto de esto a lo mucho sirve para aliviar el dolor o retardar un poco su avance, por lo que su rótulo o estatus de remedio es solo un calificativo de fantasía puesto no remedian nada. Existe un viejo adagio que se ha hecho tan popular y este dice: “que una manzana podrida contamina el cajón” por lo que se debe aislar o sacar inmediatamente el elemento contaminante o enfermo para que no contamine o enferme a los demás integrantes del cajón. Este es un principio simple y básico, y es el mismo principio que usa la investigación científica a modo identificar y contrarrestar el avance del agente o virus que provoca la enfermedad. Dicho esto, podríamos preguntarnos de manera analógica, ¿cómo aislar el mortal virus del pecado que se produce en el hombre? / Rom 7:15-25
Por lo general las enfermedades mortales que en algún momento existieron diezmaron a la población y su tratamiento requería con urgencia algún antídoto que atacará el elemento contaminante y no de una sustancia placebo. Así también, en el hombre se precisa de la suministración de una cura contra el pecado que se encuentra en el individuo dado a que el Hijo de Dios se entregó por nuestros pecados. Pues bien, es cierto que la entrega del verbo de vida fue para perdón de los pecados, pero decir que el enviado de Dios murió en crusificado por el hombre es solo es un efecto placebo, es completamente sugestionador ya que hace pensar al enfermo de que se puede mejorar y sanar por sí mismo. Ahora bien, debemos señalar de que un placebo no combate ni ataca la enfermedad a través de sustancias inerte tales como agua, azúcar o algún suero inocuo, es decir, sin ningún compuesto activo. Empero, el Cordero de Dios es el único que quita el pecado y su sangre nos limpia de todo ese agente contaminante como lo anunciará el predicador del desierto / Gal 1:3-4 Ef 2:1
La expresión placebo (empleado en esta columna) tiene su raíz etimológica en el vocablo complacer que significa satisfacer deseos y gustos. ¿No es acaso esto lo que el hombre hace en toda su existencia, satisfacer deseos y gustos de la carne? De ser así el pecador se siente complacido cuando se le dice que el Cristo de Dios murió por ellos, y al ser así este placebo le permitirá seguir satisfaciendo sus caprichos y antojos, por lo tanto, difícilmente aceptarán su condición de pecador
William Booth dijo: El mayor peligro del siglo XX será una religión sin Espíritu Santo, un cristianismo sin Cristo, perdón sin arrepentimiento, salvación sin regeneración, política sin Dios, y un cielo sin infierno. Agrego lo dicho por Agustín de Hipona: Hay dos seres en ti, el hombre y el pecador. Dios hizo al hombre, tú has hecho al pecador. ¡Quita lo que has hecho tú, para que quede lo que hizo Dios!
El debate teológico presenta el dilema de saber si el hombre es bueno o es malo, a lo que podemos citar las escrituras para decir que el árbol es conocido por su fruto y que en el hombre no obra el bien. Por lo tanto, esperar algo bueno del hombre sería como tener la esperanza de que el árbol qué sirve para columpio se vuelva a enderezar en algún momento
Dicho esto, permítanme una reflexión ciudadana frente al debate constitucional que hoy se dirimirá de manera definitiva, ¿será el a favor o el en contra? ¿libertades o seguridad? ¿socialismo o capitalismo? ¿cuál será el modelo? Las ideas se han promovido como un reguero de pólvora por todas partes, la efervescencia popular es el clima que polariza a la ciudadanía y que de alguna manera nos ha hecho partícipes de una idea o la otra, y si esto fuera así lo cual es muy probable sepamos que si bien es cierto somos ciudadanos de un territorio determinado y como tales debemos ejercer el derecho al sufragio popular, antes de ello y por sobre todo somos ciudadanos de una patria celestial, de un reino que no hemos elegido nosotros sino todo lo contrario / Jn 15:16, recordemos que aunque estamos en el mundo no somos del mundo por lo que nos cabe como primera responsabilidad de identificarnos y representar a quien le pertenecemos / Jn 17:11
A propósito de lo dicho, rememoro cierta imagen de mi infancia, una de aquellas enseñanzas que quedan para toda la vida y que sirve como pilar de las decisiones y responsabilidades que se deben asumir. Claro, eran mis primeros años de aprendizaje en hábitos y costumbres, los días en que aprendí a usar el sentido común, a mi entender aquella enseñanza fue tan importante para mí, ¿Uds se preguntaran qué fue aquello tan importante? Aprendí a amarrar los cordones de mis zapatos, recuerdo haber visto la cara de satisfacción de mis tutores por haber aprendido aquello; pero aquel aprendizaje traía consigo la responsabilidad que desde aquel día ya nadie se ocuparía por anudar los cordones de mis zapatos porque ahora sería mi deber ocuparme de aquello y de mí higiene y presentación personal. De la misma manera es nuestra responsabilidad saber y vivir de acuerdo a la enseñanza aprendida aun cuando esta implique deberes cívicos y ciudadanos
Al parecer el aprendizaje de mi infancia no reviste mayor importancia para un mundo que se debate un asuntos y cuestiones realmente trascendentales, pero al mencionar lo dicho pienso en cómo se han dejado de lado instrucciones, consejos, ejemplos y un interminable etc, para ahora pensar ilusoriamente que una nueva articulación social mejore al hombre. Por lo mismo, tengamos presente de que muchos sucesos y acontecimientos ocurridos en el pasado quedaron como ejemplo para nosotros y así no vivir lo del viejo refrán: “quien no aprenda de su historia volverá a repetirla” / 1ra Cor 10:11
Con relativa frecuencia nos solemos preguntar con cierta cuota de incertidumbre, ¿qué nos deparará el destino o esta nueva propuesta ciudadana? Aunque debemos decir que el destino no es lo que nos suceda mañana sino lo que hacemos hoy por el mañana, porque al final del día tendremos una cita con el destino y debemos prepararnos para aquella cita que en estricto rigor es un encuentro que no es fortuito ni casual porque es ineludible / Am 4:12
Vox populi es la voz que plebiscita y sufraga todo en tiempos eleccionarios donde los discursos y prebendas políticas son el eco sonoro de los distintos ofrecimientos de cambios, los que en su práctica son el anzuelo para atraer y captar incautos que piensan que si se acogen sus gustos antojadizos se terminará con las necesidades. Veamos a Noé quien no se preocupó por detener la maldad y corrupción de su tiempo que era mucha en la tierra, él se ocupó en cumplir con la tarea que se le había encomendado, la construcción del arca, él obedeció la vox Dei. En aquel entonces no había instrumentos ni organismos que pudieran predecir lo que se venía, de hecho, nadie vio venir la lluvia que caería de manera ininterrumpida sobre la tierra durante cuarenta días. ¿Cómo poder predecir eventos atmosféricos y no conocer las señales de los tiempos? / Mat 16:1-3
Hoy disponemos de modernos y sofisticados sistemas de predicción meteorológica tanto así que se puede saber con muchos días de anticipación la condición climática. Los organismos e instituciones algunos de ellos estatales nos proporcionan esa información tan necesaria a veces para planificar nuestras actividades, pero cuando ocurre algo repentino que los instrumentos de medición no pudieron identificar con anticipación como movimientos telúricos o tsunamis, ¿qué nos queda?
Un caudal de información nos mantiene al tanto a través de un sistema de alertas, las noticias emanan de fuentes confiables como el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA), el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED). Ellas son las voces oficiales para descartar o levantar la alarma de la posibilidad existente de algún tsunami sobre las costas del territorio nacional, debido a algún sismo ocurrido en el Océano Pacífico. Con cierto asombro destacó los avances en está materia que dice relación con el ámbito de la naturaleza y sus efectos, es impresionante constatar cómo se ha logrado aprender a leer los signos naturales que va dando la tierra para así determinar lo que viene a cierta zona de esta larga y angosta faja de tierra
Imaginemos que ocurriera un terremoto en este tiempo estival en Asia, en el otro extremo del Pacífico lo más probable y seguro es que ningún pescador chileno abandonaría sus caletas ni muchos menos dejaría de salir en sus precarias embarcaciones a pescar, ni la gente abandonaría la idea de ir a pasar una tarde de recreación y descanso a la playa, los barcos y naves mayores no dejarían de navegar por sus rutas marinas, porque se levantó o descartó la alerta de un tsunami. Empero, para leer las señales que rodean y detectan los sismos o movimientos humanos somos de una abrumadora ceguera porque nadie lo ve venir
En la palabra apostólica Pablo anuncio muchos estallidos sociales por la conducta del hombre de pecado, señalándonos el camino y las huellas que va dejando el hombre como una estela en el mar; los caracteres del hombre del futuro anunciados por Pablo están presente en nuestro medio, solo que a la mayoría les cuesta ver por estar distraídos. Por naturaleza el hombre es reaccionario, espera que suceda algo para recién actuar, no posee esa virtud de anticipar o prever lo que sucederá; además porque el hombre responde a ideologías propias, y personales que luego se colectiviza. Por lo tanto, se necesita la tranquilidad y paz necesaria que solo lo da el saber que aunque estamos en el mundo no somos del mundo, de un mundo que pasa con sus deseos
Cada levantamiento social no ha hecho más que convertirse en verdaderos tsunamis o terremotos sociales, porque, aunque se presentan sin invitación no se pudieron anticipar. De manera figurativa aquí el SHOA o el SENAPRED fueron ineficaces para poder leer el comportamiento humano que decantaron en fuertes convulsiones sociales, a este fenómeno los sociólogos lo llaman ceguera voluntaria. Y es que cuando se prefiere no ver lo que está enfrente allí somos ciegos voluntarios, porque ver lo que ocurre causa dolor o miedo y un sin fin de emisiones y sentimientos encontrados que no se logran precisar con claridad por la falta de ideas para resolver la cuestión
En un ambiente más conspirativo y belicoso, si se quiere, se cree que hay potencias mundiales que tienen a su haber armas nucleares que son capaces de producir tsunamis o terremotos. De la misma manera existen ciertas fuerzas ocultas que son capaces de producir levantamientos y estallidos sociales, estas fuerzas trabajan para que suceda inestabilidad en ciertas regiones manipulando muchas veces a la población a través de sus ofertas y demandas
Regresemos a los signos y señales que se han ido presentando en el curso de los tiempos y que no se han sabido leer, analicemos la huella que ha quedado marcada como evidencia en los distintos estallidos o levantamientos humanos, y encontraremos en su origen la marca de la rebelión, el desastre y el pecado. Ahora, que hemos dicho esto, mirémonos al espejo para preguntarnos a nosotros mismos, ¿conoces los signos de los tiempos o nos basta un placebo como solución? ¿no será que los cambios que se han prometido es solo un gatopardismo?
El gatopardismo es una expresión política social que tiene la actitud de cambiar todo para que las cosas subrepticiamente sigan iguales. En el fondo todo esto es un cambio cosmético porque dicha filosofía y doctrina funciona bajo la premisa de hacer cambios drásticos, pero con el fin de que todo siga igual, ¿será el axioma del gatopardismo el que impulsa nuevos cambios sociales para garantizar derechos?
Hace 75 años atrás y más concretamente el 10/12/1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante su resolución 217 A3 adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DD.HH). Tras la Primera Guerra Mundial la Sociedad de Naciones impulsó los convenios de Ginebra sobre seguridad y respeto, y los derechos mínimos de los prisioneros de guerra. Ese primer impulso se vio coronado en 1948 tras la Segunda Guerra Mundial por la aprobación de las Naciones Unidas por la Declaración Universal de los Derechos Humanos
Tras un preámbulo en que destaca la dignidad humana y el carácter universal de los derechos; el artículo primero establece que todos los seres humanos nacen libres e iguales, en dignidad y derechos. El artículo segundo afirma que, las personas tienen todos los derechos y libertades que se proclama en esta declaración sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole origen nacional o social, posición económica, nacimiento. Los artículos del 3 al 11 recogen el derecho a la vida, la libertad y seguridad, al reconocimiento de la personalidad jurídica, a la igualdad de protección ante la ley. Los artículos del 12 al 21 engloban los derechos de pensamiento, de conciencia, de religión y libertades políticas
La Declaración Universal de los Derechos Humanos no es un documento obligatorio o vinculante para los Estados, pero sirvió como base para las convenciones internacionales de la ONU conocidas como el Pacto Universal de Derechos Civiles Políticos, Económicos, Sociales y Culturales que fueron adoptados por la Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución 2200a del 16/12/1966. Según el libro de los récords Guinness la declaración universal de los derechos humanos es el documento traducido a más idiomas en el mundo, a excepción de la biblia
El aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos ha pasado completamente desapercibido y pasados a llevar en cada uno de sus derechos en esta época de cambios sociales, episodios como la crisis del coronavirus y la imposición de las vacunas, el control y censura en los distintos medios y plataformas de comunicación para imponer un relato concreto e impedir otras informaciones aunque estas fueran verdaderas como los resultados en algunas elecciones de países que han sufrido la restricción de sus libertades en tiempos de democracia y como la búsqueda no de un orden que defienda los derechos humanos sino que imponga medidas y derechos que se apoyan en antivalores y una anormalidad que cada vez se hace más normal y global llevando al hombre en una pendiente que lo lleva hacia el fondo del abismo
Los derechos fundamentales del hombre se establecen a través de diversos procedimientos legales a los cuales toda persona, tanto natural como jurídica, pueden recurrir. Estos derechos pueden tener diversas fuentes, una de ellas, se puede encontrar y ser garantizada en una Constitución, en leyes establecidas allí o en tratados internacionales / Hab 1:2-5
Vivimos en un Estado de derechos, derechos que a veces se han torcido bajo la artificiosa manipulación de agendas internacionales que no hacen más que socavar la soberanía territorial de países que han sido vulnerados en su sociedad y en sus familias, perdiendo así su identidad y raíces de las que solo quedan sus ruinas, sus vestigios por no haber peleado la buena batalla, ¿qué extraño es mencionar una batalla como buena? sabiendo que todos los enfrentamientos suelen ser encarnizados, despiadados y crueles, pero esta batalla por los valores y principios, es buena y justa, es la batalla de la fe que no se pelea con la armadura de Saúl porque con ese ropaje estamos maniatados y no podremos caminar. La política y sus acuerdos son como las bravuconadas de Goliat, intimidantes y amenazantes. Empero esta buena batalla no se pelea en las urnas o en los debates, se pelea cuál David tomando el cayado, unas cuantas piedras, el saco pastoril y con la honda en la mano, ¿Iglesia que llevas en tu mano y en tu corazón? / 1ra Sam 17:38-40