In Memóriam (19-11-2023)

            ¿Cuánto vale el ayer cuando vivimos en el hoy? ¿Cuánto valdrá el hoy cuando vivamos el mañana? ¿Qué valor tendrá el mañana cuando todo sea pasado? Lo cierto es que el ayer, el hoy y el mañana están en el mismo tiempo delante de Dios porque Él es el Anciano de días y el eterno presente, en quién todo comienza y termina, autor y consumador, alfa y omega, principio y fin, el que abre y cierra, en quién nacemos y morimos

  Pero todo en el mismo tiempo, en ese tiempo fue cuando se puso en nuestro lugar en la cruz donde murió por nuestros pecados con el fin de ir a preparar lugar a para estar junto a él. Por causa del pecado teníamos como destino la cruz y la tumba, pero Cristo ocupó ese lugar para luego ir a preparar lugar para nosotros en gloria. El que estaba vivo murió para que el que estaba muerto viviera y nos condujo más allá de la tumba y de la misma muerte, y nos fue a preparar lugar para estar con Cristo, porque nuestra vida está escondida con Cristo en Dios

  En un tiempo pretérito, un hombre se encontraba llorando desconsoladamente a la vera del camino. A poca distancia de él descansaban sus caballos con una cuantiosa carga de objetos de valor

  En ese momento un viajero pasó por ahí y acercándose al hombre, le preguntó, ¿puedo ayudarlo en algo?

  _¡Ay! respondió el hombre con tristeza y pesar, estoy muy afligido porque acabo de perder la más preciosa de las joyas

  _¿Qué joya era esa? preguntó el viajero

  _Era una joya como no volverá a hacerse otra. Se encontraba tallada en un pedazo de piedra de la vida y había sido hecha en el taller del tiempo. La adoraban veinticuatro brillantes alrededor de los cuales se encontraban sesenta zafiros y en cada uno de esos zafiros se encontraban incrustadas sesenta pequeñas gemas. Ya puede ver Ud. cómo tengo razón al decir que joya igual no podrá volver a producirse jamás, dijo el hombre

  Asombrado por la vivida descripción el viajero exclamó ¡qué joya tan sin igual! y enseguida preguntó, ¿acaso no podría comprar otra joya con todos los objetos de valor que transportaba?

  _¡No! no mi amigo, porque la joya que he perdido es un día y un día que pasó ya no volverá

  Cierto adagio popular dice: “no dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy”. Hoy es día salvación por medio del mensaje del evangelio, hoy es día de reconciliación, perdón y amor, hoy es día de vivir y de no morir

  Algún día leeréis en los periódicos y diarios, lo dirán en los informes noticiosos, también lo dirá el boca a boca de que he muerto; no lo creáis. Cuando digan que he muerto, cuando anuncien mi muerte es que estaré más vivo que nunca. Son palabras dichas por Dwight Lyman Moody

  Es verdad que es muy fácil decir esto cuando se goza de buena salud y las cosas se encuentran relativamente en orden. Pero lo cierto es que los hombres de Dios como Moody y tantos otros más en los últimos momentos de su vida, miraban a la muerte cara a cara sin temor alguno

  En su último día en la tierra, el célebre predicador se encontraba susurrando en su lecho de muerte las siguientes palabras, las que su hijo Bill logró escuchar:

  _La tierra retrocede, el cielo se abre. Dios me está llamando

  Inquieto por lo escuchado el muchacho llamó a los demás integrantes de la familia

  Después de haber perdido el sentido por un momento Moody abrió sus ojos y dijo:

  _¿Esto es la muerte? ¡Esto no es malo! No hay tal valle sombrío, esto es la bienaventuranza; esto es dulce, esto es la gloria

  Con el corazón quebrantado su hija, dijo:

  _¡Papá, no nos dejes!

  _Oh, Emilia respondió el moribundo, yo no rehusó vivir si Dios quiere que viva, viviré; pero si Dios me llama es preciso que me levante y vaya

  Un poco más tarde, alguien procuro despertarle, pero él respondió en voz baja:

  _Dios me está llamando. No me importunéis para que vuelva, este es el día de mi coronación. Hace tiempo que lo esperaba

  El relato biográfico de otro siervo de Dios que pasó por este escenario terrenal y mortal al celestial e inmortal fue David Livingstone. Un hombre que si bien es recordado por sus expediciones a África fue quien abrió un camino misionero o pavimentó la carretera de Dios en el lugar que era conocido por muchos como el “cementerio del hombre blanco”

  Cuando Livingstone murió, fue encontrado en su choza de rodillas con sus manos unidas en actitud de oración. Al conocerse la lamentable noticia de su partida la corona inglesa mandó a repatriar sus restos mortales, pero antes de cumplir con la petición soberana de la corona inglesa, los indígenas a los que Livingstone les compartió el evangelio le abrieron el pecho y le sacaron el corazón, y así enviaron su cuerpo a Inglaterra dejando su corazón con ellos, con la frase: “el cuerpo les pertenece, pero su corazón está con los miles de africanos a los que llevó a los pies del Salvador”. En la abadía de Westminster descansan los restos mortales de David Livingstone, su tumba es recordada y visitada por cientos y miles de personas que hacen memoria de su obra. Somos llamados a continuar la carrera que tenemos por delante, la que siguieron hombres como los que hemos mencionado y cuyos nombres están escritos en gloria, hombres que al partir nos han dejado un legado una posta que debemos continuar

  *De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte, y seré tu destrucción, oh Seol, la compasión será escondida de mi vista / Os 13:14

  Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte / 1ra Cor 15:26

   En las olimpiadas de París de 1924, ocurrió un hecho inusual que se dio a conocer ampliamente gracias a una película llamada “carros de fuego” en cuya trama se relata de manera somera la vida de Eric Liddell, un velocista del que se esperaba mucho porque lo daban como seguro ganador de la medalla de oro en los 100 metros planos, su especialidad. Pero unos meses antes de las olimpiadas Liddell se enteró de que la eliminatoria de su prueba se realizaría en domingo y debido a su fe y compromiso con la obra para ese día se negó rotundamente a participar en esa competencia

  Liddell estaba convencido por las escrituras que el día del Señor debía ser respetado y que el día domingo debía ser dedicado a la adoración a Dios. Cuando se dio a conocer la noticia de que este gran velocista no iba a correr por esa razón, muchos se quedaron sorprendidos y que las mismas personas que lo alababan como atleta comenzaron a criticarlo y a decir que él había enloquecido. Pero Liddell no estaba dispuesto a negociar sus principios y a ir en contra de su conciencia, tampoco aceptó participar en la carrera de relevos para la cual ya había calificado porque las eliminatorias también eran en domingo. Finalmente aceptó el reto de participar en la carrera de los 400 metros, una carrera para la cual no tenía experiencia. Carrera en la que sorprendentemente no solo ganó la medalla de oro, sino que de paso estableció un récord mundial de 47.6 segundos. Dios honró la convicción e integridad de ese hombre porque estaba convencido de que era necesario obedecer a Dios antes que a los hombres porque el motivo por el cual no participó en la carrera de los 100 metros y en los relevos era debido a que ese día estaría predicando la palabra de Dios en una iglesia de París. Liddell terminó su vida como misionero en China donde fue asesinado por el régimen comunista, en 1945

  Resumamos los eventos deportivos de los JJ.OO de París de 1924, plataforma deportiva en la que aparecieron nuevas figuras las que batieron muchas marcas olímpicas que hasta el día de hoy se recuerdan por el escenario y ambiente en el que se establecieron esos nuevos registros. Podríamos recordar a Johnny Westmuller quien estableció la marca mundial de 58.8 segundos en los 100 metros de natación y luego conseguir otra medalla de oro en los 400 metros y en los relevos 4×200. La fama que adquirió Westmuller lo llevaron a conseguir millonarios contratos como modelo de ropa y a realizar muchos espectáculos de natación. Todo esto sirvió como preludio a su carrera cinematográfica en la que personificó al mítico Tarzán

  Mientras Westmuller descollaba como estrella deportiva, de forma paralela apareció la figura de Eric Liddell a quien le apodaban el escocés volador, quien de medallista olímpico se transformó en misionero para llevar el evangelio a su tierra natal, China. Al poner la vida de Westmuller y Liddell en paralelo no cabe duda de que ambos tenían el mundo a sus pies como medallistas olímpicos, pero nuevamente les recuerdo que cuando le llegó la oportunidad de competir a Liddell rehusó hacerlo por priorizar su amor por la obra de Dios

  Una vez que el comité olímpico se enteró de que él no participaría en las eliminatorias de los 100 metros le procuraron persuadir diciéndole: “que él le debía obediencia a la corona y al rey, y que por lo tanto el rey debía ser primero antes que Dios”. Liddell permaneció firme en su convicción de servir a Dios antes que, al rey, obteniendo como resultado la crítica de muchos por no correr y la admiración de unos pocos por su fe inquebrantable. En las olimpiadas de París por primera vez se usó la consigna, deportiva Citus, Altius, Fortius que quiere decir: más rápido, más alto y más fuerte, pero no cabe duda alguna que hablar de aquellas olimpiadas es hablar del testimonio de integridad y fe que dejó Liddell, testimonio que hoy tomamos nosotros, es la piedra que debemos recoger para lanzarla más lejos

  *Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puesto los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios / Heb 12:1-2

  La palabra profética y la palabra apostólica se conjugan en un mismo tiempo, se unen fundiéndose en un verbo, el de la vida, en aquel que venció la muerte para darnos la victoria y resucitar juntamente con el resurrecto. Quien habiendo muerto resucitó para darnos vida, por lo que nos preguntamos, ¿qué valor tiene el poder de una semilla? El valor de una semilla no se aprecia en sí misma sino en el hecho de producir fruto y ese fruto se consigue cuando el grano muere (siembra) en la tierra. Por lo tanto, es preciso que tengamos memoria de aquel grano de trigo que calló a la tierra y murió, pero que muriendo dio mucho fruto / Jn 12:24

  La muerte es una pausa en la vida, la que se prolonga mucho más allá de la muerte; la palabra seguirá corriendo y mientras corre hallará un oído y hará nacer el lenguaje de la fe, por ello la palabra no volverá a Él vacía. No es lo mismo recibir una respuesta que una enseñanza, Job dijo: Te preguntaré, y tu me enseñarás

  Juntos como un velero navegamos en este inmenso océano impulsados por el viento de su Espíritu y cuando la neblina oscurece nuestro horizonte nos conduce su palabra. Como débiles mortales nos atrevemos a decir: “Si un abismo nos espera allá, me llevarás más allá de la muerte, ¡Oh, Eterno Dios! La muerte es una pausa un instante nada más, nos abrazaremos en la eternidad porque es “Tiempo De Partir A Casa”

  La muerte no es el término de algo sino el inicio de aquello que trasciende al tiempo, pero así también la muerte es una advertencia un llamado de atención para valorar aquello que por nuestro descuido está por morir

  *Sé vigilante, y afirma las otras cosas, que están por morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios

  Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo, y arrepiéntete… / Ap 3:2-3

  Recibimos un llamado de atención en las palabras apostólicas de no descuidar una salvación tan grande, en unir al cuerpo entre sí en la actividad y ejercicio de las coyunturas que se ayudan mutuamente, en atender el mensaje que hemos recibido desde el principio, en amarnos los unos a los otros; y tantas otras riquezas que nutren al cuerpo por lo que debemos afirmar y no dejar morir

  El amor no es un paciente diagnosticado con una grave enfermedad de muerte, el amor es la semilla que llevó al grano de trigo a caer en tierra, es la semilla que también dejó el Apóstol, el Profeta, el Evangelista, el Pastor y Maestro a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio (servicio), para la edificación del cuerpo de Cristo. Porque cuando el vaso (hombre) partió el don quedó, cuando los siervos de Dios dejaron de estar su semilla diseminada se multiplicó

  Afirmemos lo que hemos recibido. No ignoréis el poder de la semilla, no ignoréis el poder de la resurrección porque “Si un grano da siete tantos cuatro darán una multitud”. Dios hará multiplicar su sementera, Él está soplando sobre su trigo, su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en su granero. Pronto el sembrador reunirá sus gavillas, pronto volverá con regocijo trayendo el fruto de lo que sembró aún en la adversidad, pronto el velero llegará al puerto de salud después de haber navegado en medio de procelosas aguas / Lc 3:27, Sal 107:28-30

  *Ira andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Más volverá con regocijo, trayendo sus gavillas / Sal 126:6

  *Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos / Is 53:11

  Dicho lo que hemos venido hablando, volvamos a la pregunta de origen, ¿por qué valoramos la cosas cuando ya no las tenemos? ¿y cuando las tuvimos por qué no las afirmamos? Porque cuando nuestro oído no sabe oír a Dios y todo lo que se relaciona con él, el oído se acerca más al enemigo. Cuando no sabemos oír a Dios el oído se acerca más a tu corazón, al mundo y al maligno. No ignoremos la voz de Dios en su palabra y a la vida de ésta que debe habitar en nosotros

  No es suficiente con tener una biblia con conocer y memorizar las escrituras sino con el hecho de que la palabra de Dios encuentre cabida, more y habite y haga vida en nosotros; su voz more en nosotros, porque la voz del Padre es la que debemos oír / Jn 8:37-38

  *He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incomprensibles, y nosotros seremos transformados

  Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad

  Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria

  ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde oh sepulcro, tu victoria? 1ra Cor 15:51-55

  *Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no entristezcáis como los otros que no tienen esperanza

  Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron con él

  Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos de quedar hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron

  Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero

  Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor

  Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras / 1ra Tes 4:13-18